Como está la cosa

domingo, 18 de julio de 2010

Entre los tipos de frío, prefiero...


Viendo "AGORA" con unos amigos, unas papas fritas y vasos de vino (incluyendo el que boté y sorbetié desde la misma mesa) anoche recordé una imagen de hace 16 años...

En el tren, rumbo a campamento, tenía yo 13 años. Los hombres y mujeres de la misma edad nos íbamos rumbo al sur y compartíamos el mismo vagón. Mxxxx me gustaba, y aunque nunca se lo dije, lo debió saber, porque yo no sabía ocultar aquellas cosas. Pero como siempre me pasaba, tenía lista de espera, y al ser ella un año mayor y yo verme más niño de lo que era, siempre terminaban siendo las mujeres algo muy platónico.

Estaba sentada frente al hombre, con el que años mas tarde se casaría, y del también por lo que supe de sus letras, se divorciaría. Al lado de él Jxxxxx que también andaba detrás de ella, conversaba y se tapaban con un poncho para pasar el frío de la noche. El ruido del vagón en movimiento restaba importancia a las conversaciones.
Yo, retirándome del juego aquél de la conquista, me acosté en el pasillo, tapando la cara con un gorro, y con los ojos abiertos tratando de mirar su perfil, mientras saboreaba la derrota, donde otros sólo veían oportunidades.

Y de pronto ocurrió

Su mano se topó con mi cara, y la acarició por unos momentos. Momentos que 16 años después todavía dan escalofríos.

No entiendo bien de razones, ni menos de oportunidades. Sólo quiero sentir de nuevo ese instante, cuando con un pequeño gesto a uno lo traen de regreso a la vida. Qué mas real que aquello, qué más terrible que sentirla cerca. Qué frío más intenso que no saber que hacer con las interpretaciones, con las ganas, con la gente que sobraba. 
Esa sensación es la que extraño, la que te saca de la tranquilidad diaria de recorrer las horas entre lo habitual, y lo previsible. La que te en segundos te define como un insolente valiente, o un pobre cobarde.

Quiero ese frío, que a uno lo mantiene despierto, alerta, lo prefiero, antes que él que siento ahora, cuando nadie toca la puerta, cuando nadie se me pega en la cama, cuando el teléfono no suena, cuando no hay nombres para escribir en las ventanas empañadas

*(me acorde en AGORA, cuando el esclavo duerme junto a Hipatia y le acaricia los pies)

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